martes, 7 de mayo de 2013

Sin Palabras


En esta ocasión la sesión comenzó de una forma muy particular. En parejas teníamos que seguir los movimientos de un par de zapatos.... si!! un par de ZA-PA-TOS. En un comienzo, debo decir que pensé que la profesora se había vuelto loca, pero cuando empezamos a movernos, ya no me parecía una locura... o quizás sí, pero una locura de la que yo quería ser parte, de la que estaba feliz de ser parte. Creo que son estas pequeñas actividades, de tan sólo unos minutos y que parecen no conducir a ningún lado, las que finalmente resultan más significativas, porque son las menos protocolizadas, las más improvisadas, perfectas para distender el momento, para preparar el cuerpo y la mente para hacer cualquier cosa, hasta los sin-limites de nuestra imaginación.

Luego comenzamos a caminar por todas direcciones y poco a poco comenzamos a interactuar con nuestros compañeros, sólo con el cuerpo, sin hablar, a chocar suavemente con distintas partes del cuerpo. Al principio este tipo de actividades resultan un poco invasivas, sobre todo cuando el espacio es reducido, pero en la medida que se va entrando en flujo es como si todos estuviéramos en sincronía, así como una pintura que cobra vida por si sola o como la mejor de las melodías que no necesita de nadie que la componga. Nadie nos guía, sólo nuestros movimientos, todo fluye. Por esto creo que es un buen recurso a utilizar en intervenciones de TO, pero quizás no sea una buena opción hacerla en las primeras sesiones; será importante crear un poco de confianza entre los participantes, sólo lo suficiente para que todo este contacto físico no sea tan invasivo, para que al finalizar, se sienta la fluidez, la confianza, el ritmo... 

Fundación Bobath
Me parece increíble la cantidad de emociones que podemos transmitir con tan sólo un toque, con tan sólo un movimiento y no puedo dejar de vincular esto con una experiencia que tuvimos días después en otro ramo, en donde vimos a grandes rasgos los fundamentos de la técnica Bobath. En una actividad práctica que hicimos para comprender lo que estábamos viendo en teoría, vivenciamos la importancia de las manos, de nuestro cuerpo para facilitar el movimiento. Qué importante resulta nuestro cuerpo. A veces sólo hablamos, hablamos, hablamos (algunos lo hacen muy rápido... yo también a veces) y nos olvidamos de todo lo demás... nuestros ojos, nuestras manos, nuestro cuerpo entero habla todo el tiempo, pero pocas veces ponemos atención (hasta el pelo habla; cuando estoy muy frustrada se me alisa y pone opaco, automáticamente. De verdad que automáticamente) Por eso es importante que aprendamos a estar atentos a este lenguaje mudo; para luego poder leerlo en nosotros y en todos… en nuestros futuros usuarios, pacientes, clientes…. PERSONAS

Luego de haber distendido el ambiente lo suficiente, de haber liberado nuestros sentimientos y pensamientos ya estábamos preparados para el siguiente gran paso. Nos dividimos en 4 grupos, cada uno con un nombre e instrucciones que sólo cada uno conocía; Entregar – Movimiento – Libertad – Maquillaje
Movimiento, Libertad y Maquillaje nos deleitaron con toda una explosión creativa… colores, movimientos, expresiones daban vida a cada una de sus ideas en cada una de nuestras mentes, en cada uno de nuestros corazones. Imaginen un sinfín de ideas… todas eran distintas. En este sentido, bendigo al silencio… que maravillas hace en nuestras mentes ajetreadas, siempre apuradas, siempre atrasadas, siempre adelantadas. Increíble como un trozo de tela simbolizaba una uva, como un ojo pintado en una mano simbolizaba el cambio, como un baile simbolizaba la timidez.

Finalmente se hizo una actividad de relajación. Todos recostados en el piso, en completo silencio. Es aquí cuando sale el grupo del cual yo era parte: Entregar. Al principio, cuando recibimos la instrucción, no comprendía qué íbamos a entregar… luego lo supe. En este estado de completo silencio sacamos nuestros instrumentos musicales: un triangulo, unos palos de madera, unas botellas plásticas, entre otros… y comenzamos a tocar, simplemente como iba fluyendo, como lo íbamos sintiendo. Hasta ese momento aun no entendía, entendía que entregábamos música, pero creía que sólo sería ruido y que nuestros compañeros preferirían el silencio. Pero sorpresa!! Cuando se hizo el cierre de la sesión muchos comenzaron a expresar todos los sentimientos e ideas que había provocado cada ruido que habíamos hecho… agua, bosque, ranas, viento… creamos un verdadero bosque, sin siquiera pensarlo.

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